DEPORTE.
El
deporte es una actividad reglamentada, normalmente de carácter
competitivo, que en algunos casos mejora la condición física y
psíquica de quien lo practica y tiene propiedades que lo diferencian
del simple juego.
CULTURA.
En
Venezuela existen diferentes manifestaciones culturales, estas pueden
variar de región a región. Cada manifestación cultural, tiene
características propias que la hacen única y particular. La Danza,
la Música, las Artes plásticas, la Literatura, la Arquitectura,
etc, entran dentro de estas manifestaciones y al pasar el tiempo se
han vuelto muchas de ellas en tradiciones.
DEPORTE
CULTURA Y SOCIEDAD.
El
deporte como manifestación de la vida de los hombres es muestra del
contexto cultural en el cual vive, a tal punto que éste interfiere
en todas las aristas concebidas como cultura, apreciándose como el
deporte se inserta en la cultura de todas las épocas y en las
manifestaciones literarias, el cine, la vestimenta, la escultura, la
numismática y la filatelia entre otras.
DEPORTE
DE COMPETENCIA.
es
la práctica de un juego que tiene como resultado una clasificación
de los participantes, ganadores y algún tipo de reconocimiento para
los mejores, tal como un trofeo, premio, título, ascenso de
categoría. Algunas competiciones requieren un número elevado de
encuentros o pruebas, que se desarrollan de forma continua a lo largo
de toda una temporada. En otros casos se obtiene un ganador con el
menor número de enfrentamientos para poderlo desarrollar en un
tiempo reducido, o bien intercalados con la competición regular
principal a lo largo de toda la temporada.
LIMITES
HUMANOS EN EL DEPORTE DE ALTO RENDIMIENTO.
En
algunos deportes se han logrado récord que casi hacen imposible
pensar que se puedan romper. Sera necesario en unos años cambiar la
forma de registrar una marca, para algunos la solución pudiera ser
cambiar los registro, por ejemplo las carreras de 100 metros sean
cronometradas en milésimas de segundo. Los registros no serán como
los actuales de 9,59 segundos sino de 9,586.
En
realidad el tema de los récords deportivos es motivo de atención de
deportistas entrenadores y fanáticos. Algunos entrenadores llegaron
a pensar que se superan récord en dependencia de las creencias de
los deportistas. Pocos deportistas que esperan con deseo los retos
que pueden enfrentar, cambian sus creencias acerca de su potencial
para resguardar sus objetivos. Roger Bannister era uno de esos
deportistas.
En
mayo 1954 Bannister batió un registro que fue considerado imposible
superar, por expertos y médicos que no podía ser hecha
fisiológicamente la marca de 4 minutos para la milla. Sin embargo,
una vez la barrera psicológica había estado descompuesta al final
de 1957, 16 corredores corrieron la milla por debajo de los 4
minutos. Es cierto que muchos récords como el de la milla se han
alcanzado en el momento preciso en que el deportista ha llegado a
creer que es posible.
MERCANTILIZACIÓN
Y POLITIZACIÓN DEL DEPORTE.
La
noticia de los problemas de adicción a las drogas del tenista
retirado André Agassi contiene una particularidad: fue el propio
padre del deportista quien le facilitó “pastillas” para que
siguiera compitiendo. La irresponsabilidad de ese padre, ansioso por
lucrarse con las ganancias del hijo, es un caso extremo. Más cerca
tenemos otros, también en tenistas empujados por familiares al más
alto rendimiento deportivo y publicitario. Ahí está la brevedad de
la carrera de Sergi Bruguera, entrenado por su padre; y no se puede
excluir que las dificultades de Nadal para mantenerse a máximo nivel
cuando aún no ha alcanzado la plenitud de su desarrollo físico
tengan que ver con el hecho de haber sido entrenado por su tío.
Estamos hablando de la cúspide: abajo, entre los parias, están los
trabajadores que animan a sus hijos a abandonar o preterir los
estudios para dedicarse al deporte con la esperanza de salir de la
pobreza. Muy pocos de éstos se convertirán, siempre por breve
tiempo, en estrellas.
Es
obvio que el deporte ha dado varias vueltas de tuerca en la
modernidad reciente, en los últimos cincuenta años. De la práctica
deportiva se pasó primero al deporte como espectáculo de masas. Ahí
se pusieron las bases de la identificación entre espectadores y
deportistas, alimentándose una emoción nueva: la emoción
partidista. Una emoción peligrosa, que a veces acaba a cuchilladas y
a veces en catástrofes en los estadios. Pero que suministra, en una
sociedad desquiciada como la contemporánea, una válvula de escape a
la tensión social, a las vidas sin esperanzas reales de mejora que
el mercantilismo anti-igualitario construye para la mayoría.
Se
trata de un mecanismo importante. El fútbol fue inicialmente una
pasión de la clase trabajadora británica. Los mecanismos
psicológicos de la identificación con un equipo en competición
merecerían un estudio pormenorizado que, obviamente, es imposible
aquí. Un mecanismo que probablemente nos retrotrae a nuestro pasado
de horda. Tiene la fuerza de los mecanismos religiosos (ya sabéis:
la religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un
mundo sin corazón, el alma de un mundo desalmado). Es el opio del
pueblo.
En
los últimos años del deporte-espectáculo de masas se ha pasado al
deporte como soporte de la publicidad en los medios masas. El deporte
es objetivamente una simple pieza de la maquinaria de creación de
sentimientos de carencia en las personas, de la incitación a
consumir. Las retransmisiones audiovisuales de acontecimientos —en
realidad meros hechos— deportivos son simples soportes
publicitarios. Se ha generado no sólo un pequeño ejército de
deportistas de élite profesionalizado —según las preferencias de
las distintas sociedades, pero con predominio mundial del fútbol—,
pagado a partir de los ingresos publicitarios, sino también un
ejército muy superior en número de plumíferos y comentaristas
audiovisuales encargados de mantener engrasado ese soporte mediático.
Se editan periódicos dedicados específicamente al deporte y en
ninguno de información general pueden faltar las páginas
deportivas. Los telediarios han de convertir en noticia la menor
minucia de esos circenses. (Curiosamente, las dificultades
específicamente técnicas de la práctica y la competición
deportiva ocupan en los medios de masas un espacio marginal.)
Además,
al deporte se le echa la guinda política. Los poderes públicos y
los sponsors privados saben muy bien que una sociedad enajenada
necesita superhéroes, que la publicidad los crea y que asociarse a
tales superhéroes proporciona a los detentadores de poder una
legitimación que necesitan desesperadamente dada su característica
incapacidad para cumplir sus promesas de mejoramiento social. Por eso
los jefes de estado y de gobierno, los dirigentes de partido, los
ministros, alcaldes y banqueros abrazan a los deportistas sin
importarles su sudor ni su olor —el olor no lo transmiten los
medios audiovisuales—. El deporte se convierte también en asunto
de estado crecientemente importante (hasta el punto de que una
alcaldía puede gastar millones de sus ingresos fiscales en la mera
solicitación de una sede deportiva); el fisco financia organismos
públicos e instituciones que aseguran el sistema deportivo
profesional. Algún gladiador con mentalidad corporativa y el partido
de la derecha han solicitado en España la creación de un Ministerio
de deportes. ¿Qué pasaría si no hubiera deporte publicitario? Lo
principal es que sólo pasaría todo lo demás. Y eso sería
insoportable.
El
deporte profesional de competición tiene otra consecuencia
importante: difunde socialmente una representación de la vida como
una competición de unos contra otros y sacraliza unos valores
individualistas que adquieren más relevancia que los valores de
solidaridad interna que caracterizan a los buenos equipos. Valores
que nunca llegan a ocupar el primer plano en las representaciones
colectivas. Para los chavales de los colegios lo que cuenta es
destacar como “crack”, o sea, el individualismo. No la
solidaridad con los demás. Publicita el deseo de ganar, cuando, en
realidad, se puede perder ganando y ganar perdiendo. El film La
soledad del corredor de fondo debería ser de proyección recomendada
en las escuelas que no busquen formar corderos conformistas.
Sin
el ejército publicitario y político algunas gentes podrían optar.
Podrían aceptar que el deporte como espectáculo es esencialmente
infantil, emocional, basto e infinitamente repetitivo. Que la mayoría
de las competiciones son un tostón de escasa calidad aunque no falte
la emoción por ver quién gana. Y que a fin de cuentas los sueldos
millonarios de los deportistas, los negocios de los clubes y las
lujosas sinecuras viajeras de las autoridades se pagan con el coste
por publicidad incorporado en el de los productos que adquieren con
sus salarios, y también con sus impuestos. El deporte mediático es
un producto más de una sociedad barbarizada. Donde el dominio social
se aprovecha de la admiración que despiertan los héroes en las
subjetividades aunque los sujetos se nieguen a ver que esos héroes,
en realidad, se suceden continuamente y que suelen ser de cartón, a
diferencia de los héroes anónimos que padecen por la defensa de las
libertades de todos; de los científicos que aportan con esfuerzo
desinteresado avances de la medicina; o de ellos mismos, verdaderos
héroes cotidianos en su esfuerzo por mantener a sus familias.
ESTEREOTIPOS
CULTURALES DE LA IMAGEN PERSONAL EN EL DEPORTE.
El deporte en el
trascurrir del tiempo se ha convertido en un fenómeno social, lo
cual ha influenciado al mundo entero, por ser el más visto y el más
seguido, este ha sido un puente para que la naciones vean las marcas
más reconocidas y famosas, esto ha provocado que los jóvenes
vistan artículos de la moda, entre estos artículos podemos
mencionar los tenis, playeras, short, sudaderas, gorras y no
solamente artículos para vestir, si no las vitaminas y energizantes
entre otros.
Por otra parte,
el deporte ha influenciado a la sociedad en vivir un estereotipo, una
imagen, muchos jóvenes quieren lucir como muchos de los atletas,
realizar sus mismos movimientos y jugadas, imitarlos, y optar por una
personalidad, esto ha provocado que muchos jóvenes, sea masculino o
femenino sean afectado psicológicamente y presenten problemas en sus
desarrollo, en el caso de las chicas quieren lucir como muchas
atletas o modelos y en ocasiones se sobre entrenan para lograr verse
similar, otros se ven en la necesidad de transcurrir a el uso de
sustancias que aceleran su organismo para tener mejor rendimiento
físico y así obtener mejores resultados sin tomar en cuenta los
riesgos y la mala salud que ocasionan estos productos.
EL
DOPING.
Es una conducta
de riesgo, que puede llevar a la adicción, la cual es una enfermedad
crónica, progresiva y terminal.
Poner al máximo
nuestras potencialidades naturales es tarea del entrenamiento, del
esfuerzo. Los antiguos lo llamaban "virtud", o sea la
fuerza de carácter que desde el fondo mismo de la naturaleza nos
impulsan hacia desafíos superiores. El doping participa de la
sociedad artificial, del consumismo que transforma la competencia en
competitividad.
El doping ataca
la lealtad deportiva, daña la salud y es un precursor más de la
violencia, pero fundamentalmente daña la sustancia misma del
deporte, competencia, competencia en fair play o quizás la filosofía
misma, aquélla que menciona al deporte como escuela de vida.
La educación
desde el club se hace necesaria para completar los déficit de la
vida familiar y de la escolaridad. Para ello el club como
organización desde su cúspide dirigente, debe ser de cuidado del
ser humano; de lo contrario los clubes se convertirán en duplicados
de la violencia social.
SUICIDIO
EN EL DEPORTE.
Depresión,
inestabilidad emocional, o quizás algún problema personal los llevó
a tomar una decisión sin retorno, poniendo así punto final a una
vida llena de conquistas deportivas.
1-
Chris Benoit. Era un luchador profesional canadiense. Perteneciente a
la WWE. El 25 de junio de 2007, Benoit, su esposa y su hijo de 7 años
fueron encontrados muertos en su domicilio. Benoit sedó a su mujer y
a su hijo antes de estrangularlos; luego él se ahorcó.
2-
Edwin Valero. El pasado 19 de abril del 2010, el pugilista venezolano
decidió ahorcarse con un pantalón. Cabe mencionar que el boxeador
se encontraba preso después de haber confesado el asesinato de su
esposa, Jennifer Carolina Viera de Valero.
3-
Robert Enke. Era el portero de la selección alemana. Luego de haber
perdido a su única hija, decidió lanzarse a las vías de un tren y
quitarse la vida, el 10 de noviembre de 2009. Estaba perfilado para
ser el portero de la selección alemana en el Mundial de Sudáfrica.
El futbolista padecía depresiones severas. FANATISMO EN EL
DEPORTE.
El
fanatismo es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión
exacerbada, desmedida y tenaz, en defensa de una idea, teoría,
cultura, estilo de vida, etc. Hoy en día se usa mayormente para
designar a las personas profusas en su proselitismo hacia una causa
religiosa o política, hacia un deporte, pasatiempo o hobby, o hacia
una persona a quien idolatra.
Psicológicamente,
la persona fanática manifiesta una apasionada e incondicional
adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y/o monomanía
persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas
veces indiscriminado y violento.
Relativo
a las ideologías etc., el fanatismo se refiere a las creencias de
una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo
supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como
matar a seres humanos o encarcelarlos, con el fin aparente o
manifiesto de imponer esa creencia, considerada por el fanático o
fanáticos como la única verdad.
La
importancia de una buena definición de fanatismo estriba en los
problemas éticos que genera en la mayoría de los casos que serán
considerados. Cabe señalar que en este sentido, el fanatismo no se
define tanto por la racionalidad o irracionalidad del pensamiento de
la persona fanática (eso atañe más propiamente a la locura, que es
estudiada por la Psicología, a la Lógica, y a otros campos de
conocimiento), sino más bien por sus actitudes o comportamientos, ya
que son éstos los que producen problemas éticos (véase libertad de
expresión).
Existe
el caso del fanatismo positivo (no en contra de algo o alguien). Para
hablar de ello primero debemos definir otro término, tomado del
inglés: "fan".
Un
fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador es una persona que
siente gusto y entusiasmo por otra persona/s o por cierto objeto/s.
El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para
referirse a admiradores de una persona o grupo de personas. Los fanes
de algo o alguien constituyen el fondo de la persona o cosa que se
admira. A veces demuestran su afición siendo miembros de un club de
fanes, creando fanzines, promoviendo lo que les interesa, o de otras
maneras más.
El
fan fanático es aquél que comete actos delictivos, llegando al
punto de asesinar a su idolo.
NACIONALISMO
EN EL DEPORTE.
EL
deporte está cada vez más politizado. Por su parte, el nacionalismo
trata de sacar partido del deporte en general y del fútbol en
particular. Mucha gente pensará que esto está mal y probablemente
tengan razón. Pero, ¿quién politiza el deporte? ¿Quién trata de
usarlo para sus fines? En su origen, el deporte es una actividad
lúdica, cuyo principal fin es dar cauce al instinto explorador y
competitivo del ser humano que, mediante la disciplina y el
sacrificio, trata de alcanzar la excelencia. El deporte también
permite canalizar las tensiones sociales y evitar conflictos
violentos. Por lo tanto, el deporte no es sólo un pasatiempo, sino
que cumple importantes funciones en cualquier sociedad. Por eso los
seguidores se identifican con sus deportistas favoritos y llega a
considerarlos verdaderos héroes.
CHAUVINISMO
EN EL DEPORTE.
La
competición deportiva es un enfrentamiento entre prestigios
nacionales. Las grandes competiciones deportivas internacionales son
la ocasión soñada por los gobiernos de todos los países para una
amplia campaña de movilización chauvinista y nacionalista.
Siempre
se dice cuando ganan los atletas de algún país: nuestros atletas
han ganado o ganamos la copa fulanita de tal; el súper-yo nacional
funciona a pleno rendimiento debido al mecanismo de la identificación
nacional.
El
deporte permite la identificación en el gran cuerpo social,
representante simbólico del cuerpo deportivo de la nación. Los
ciudadanos de una nación pueden sentirse representados físicamente
por sus campeones en el extranjero.
DEPORTE
Y VIOLENCIA.
En
el campo deportivo se entiende la violencia como acciones efectuadas
por un individuo o un conjunto de ellos, transgrediendo por la fuerza
o por interpretación falsa de lo establecido o escrito en una ley o
precepto, incluido en ello el comportamiento desleal, utilización
ilícita de la fuerza, las trampas o violaciones de la reglamentación
deportiva y todo aquello que, infringiendo el sentido de la norma,
pretenda una obtención ilícita del triunfo.
La
violencia deportiva se manifiesta de distintas formas y grados,
dependiendo siempre de las circunstancias que rodean el acto
deportivo y según la reglamentación, ya que en algunos casos, como
el boxeo, el karate y el judo, entre otros; no sólo se permite la
agresión física sino que también se le estimula y es condición
necesaria para la obtención de la victoria, manteniendo siempre un
límite de control a través de ciertas reglas que impiden que el
enfrentamiento alcance una violencia desproporcionada. Con el deporte
ocurre como en cualquier otra situación en la que se producen
enfrentamientos de intereses, los actos de violencia pueden estallar
con mayor o menor frecuencia y con mayor o menor intensidad
dependiendo de variados factores culturales y sociales.
Siendo
la violencia en el deporte un fenómeno social sumamente complejo,
desde el punto de vista de las interacciones sociales y el
comportamiento de las masas, pueden ser diversas y variadas las
causas que la motivan y promueven. Puede decirse, en forma muy
general, que al desplazarse el público en las competiciones
deportivas dentro de unos límites de permisibilidad mucho más
amplios, al motivársele para lograr motivación e identificación,
así como al encontrarse en un juego en el que las tensiones entre
grupos están a punto de explotar, nada tendría de raro que a menudo
pierda el control, comportándose de una forma que acarrea lesiones a
otras personas y cosas que lo rodean.
LA
MERCANTILIZACIÓN DEL DEPORTE.
Se
proponen “formar atletas y profesionales dentro de los valores de
la solidaridad y la amistad para dejar de lado el mercantilismo que
tiene secuestrado al deporte nacional e internacional, tal como es el
caso del Comité Olímpico Internacional (COI), que organiza las
Olimpiadas en el país que más dinero ofrece”.
¿Es
el deporte una mercancía?
• La
mercantilización del deporte aparece cuando se introducen dentro del
mercado actividades que antes no estaban.
–
Deporte comenzó
siendo un juego para satisfacer necesidades lúcidas pero ahora
algunas actividades están dentro del mercado de servicios
•
Mercantilización:
proceso por el que una actividad humana llega a convertirse en una
mercancía más.
–
Mercantilización
es el resultado de la asociación de la élite de poder del deporte
configurado por grandes compañías transnacionales (Adidas, Nike,
Reebook,…) la política y los “gurús” de medios de
comunicación y el marketing.
Las
demandas de mayor control democrático y transparencia económica del
entramado deportivo mundial es insatisfactoria.
–
Los académicos
del deporte son mantenidos fuera de los procesos que elaboran las
políticas deportivas.
• El
fanático es un consumidor, el club una marca y el deporte una
mercancía.
DEPORTE
Y CONDUCTAS DESVIADAS:
La
conducta desviada incluye aquel tipo de acciones que sitúan al actor
al margen de la norma. El mero enunciado del tema puede significar ya
una toma de posición teórica. En el programa se hace un examen de
la cuestión en su desarrollo histórico.
Las
conductas antisociales en Venezuela tienen un matiz económico
esencialmente y no económico-político y social como ocurre en otros
pises. De ahí la búsqueda de alternativas para dar solución desde
el trabajo comunitario, con la incorporación de todos los factores
posibles. Una de las vías que ha sido utilizada para atender tales
casos, es la ocupación del tiempo libre, culturalmente orientado, de
los jóvenes con tales desviaciones en las normas de convivencia
social con posibilidades de integración del trabajo social,
deportivo, recreativo y cultural (Pérez, 2003)
Las
conductas de las personas, sólo pueden ser reveladas en su
interacción con otras; es ahí donde una persona se manifiesta y
otra evalúa el comportamiento. Por eso, media un criterio valorativo
que depende de la cultura socio histórica. Muchas de las conductas
no aceptadas en la sociedad, están asociadas al derecho, pero con
mucha mayor fuerza, poseen su arraigo en la moral. Por eso la
determinación cualitativa del concepto varía en las diferentes
latitudes y épocas.
DEPORTE
Y RELACIONES DE GENERO Y RAZA.
Históricamente
el deporte se ha configurado como un mundo masculino, “el deporte
como una cultura de movimiento hegemónica, tiende a de sensibilizar
la categoría género humano, en la medida en que es género
masculino e la sensibilidad característica predominantemente
femenina. En ese sentido, aún, quien practica deporte, asume el
género masculino extrapolando las normas constringentes de su “otro”
género si fuera el caso del género natural femenino que actúan
normalmente para reprimir el ejercicio de la libertad de género En
este momento, no debemos olvidar que el género, de modo
simplificado, puede ser entendido como una interpretación cultural
de sexo, como una elección de ser masculino o femenino, que
independe del sexo natural. Según Scott, el término género comenzó
a ser utilizado para enfatizar las construcciones sociales sobre lo
que es ser hombre, lo que es ser mujer y sus diferencias De modo que
pueden ser separadas las prácticas sexuales de los papeles sexuales,
teniendo relación las primeras a las construcciones de los hombres y
mujeres, sea homosexuales, heterosexuales y bisexuales, y los
segundos al ser al ser masculino, femenino o andrógeno, un aspecto
enteramente biológico.
Así
la categoría género hace referencia a las construcciones simbólicas
de lo femenino y lo masculino en nuestras sociedades, ponto de enlace
con la Educación Física y con el deporte, siendo ambos promotores
de lo que es ser hombre o mujer en la sociedad contemporánea.
En
la actualidad con el espacio conquistado por la mujer esas
diferencias en términos de género van siendo superadas, un ejemplo
de eso es el incremento en la participación femenina en eventos
deportivos como los Juegos Olímpicos que ha crecido mucho, siendo
los números casi iguales en las participaciones masculinas y
femeninas. Son los cambios en la sociedad, en la cultura, la
ampliación de los espacios lo que fue permitiendo la inclusión de
la mujer en el deporte.
LOS
ESTEREOTIPOS CULTURALES DE LA IMAGEN PERSONAL DEL DEPORTE.
Nacemos
perteneciendo a grupos sociales. Poco a poco, cada persona va tomando
conciencia de su pertenencia a esos grupos. Del mismo modo que se
adquiere una identidad personal, se adquiere una identidad social. Al
aprehender las manifestaciones culturales de nuestro grupo se asimila
la identidad cultural.
Ni
las personas ni los grupos viven aislados, por lo que esas
identidades se adquieren por comparación a otras personas, otros
grupos, otras culturas. De esta percepción social y de los procesos
de socialización, surgen los estereotipos sobre los que se instalan
los prejuicios y la discriminación.
Un
estereotipo es la percepción exagerada y con pocos detalles,
simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de personas que
comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que
buscan «justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a
determinada categoría social».
Por
lo general, cuando en algún caso se concreta es porque ya fue
aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de
conducta. Etimológicamente proviene de la palabra griega stereos,
que significa sólido, y tipos, que significa marca. El término se
usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los
estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que
sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese
tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una
amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y
predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la
riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pres
construidos que comparten los individuos de una misma comunidad
social o cultural.
Existe
una tripartición que nos permite entender cómo funcionan los
estereotipos en las sociedades. Por un lado existe un componente
cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra
con conocimientos previos que ya tenemos sobre el mismo, es una
categoría que nos permite identificar y reconocer fácilmente a
ciertos grupos. Por otro lado también existe un componente afectivo,
donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en relación
a ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien,
ser positivos.
Finalmente
en todo estereotipo hay un componente comportamental que supone
llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos
experimentados frente a ciertos estereotipos. Por ejemplo, cuando se
le niega un trabajo a alguien por pertenecer a un grupo determinado.
Estos tres componentes no necesariamente aparecen todos juntos, uno
puede asociar a unos grupos características negativas sin sentir
hostilidad o reticencia hacia el mismo y sin excluirlos de ámbitos
sociales como el trabajo.
Representar
a alguien con ciertas características remite a un estereotipo,
manifestar desprecio u hostilidad por su grupo de pertenencia se
relaciona con un prejuicio, y finalmente llevar adelante acciones en
base a esos prejuicios supone una discriminación.
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