jueves, 16 de abril de 2015

Ponencias a realizar el jueves 23 de mayo en el liceo de Manrique, U.D.S.


DEPORTE.
El deporte es una actividad reglamentada, normalmente de carácter competitivo, que en algunos casos mejora la condición física y psíquica de quien lo practica y tiene propiedades que lo diferencian del simple juego.

CULTURA.
 En Venezuela existen diferentes manifestaciones culturales, estas pueden variar de región a región. Cada manifestación cultural, tiene características propias que la hacen única y particular. La Danza, la Música, las Artes plásticas, la Literatura, la Arquitectura, etc, entran dentro de estas manifestaciones y al pasar el tiempo se han vuelto muchas de ellas en tradiciones.

DEPORTE CULTURA Y SOCIEDAD.
El deporte como manifestación de la vida de los hombres es muestra del contexto cultural en el cual vive, a tal punto que éste interfiere en todas las aristas concebidas como cultura, apreciándose como el deporte se inserta en la cultura de todas las épocas y en las manifestaciones literarias, el cine, la vestimenta, la escultura, la numismática y la filatelia entre otras.

DEPORTE DE COMPETENCIA.
es la práctica de un juego que tiene como resultado una clasificación de los participantes, ganadores y algún tipo de reconocimiento para los mejores, tal como un trofeo, premio, título, ascenso de categoría. Algunas competiciones requieren un número elevado de encuentros o pruebas, que se desarrollan de forma continua a lo largo de toda una temporada. En otros casos se obtiene un ganador con el menor número de enfrentamientos para poderlo desarrollar en un tiempo reducido, o bien intercalados con la competición regular principal a lo largo de toda la temporada.

LIMITES HUMANOS EN EL DEPORTE DE ALTO RENDIMIENTO.
En algunos deportes se han logrado récord que casi hacen imposible pensar que se puedan romper. Sera necesario en unos años cambiar la forma de registrar una marca, para algunos la solución pudiera ser cambiar los registro, por ejemplo las carreras de 100 metros sean cronometradas en milésimas de segundo. Los registros no serán como los actuales de 9,59 segundos sino de 9,586.

En realidad el tema de los récords deportivos es motivo de atención de deportistas entrenadores y fanáticos. Algunos entrenadores llegaron a pensar que se superan récord en dependencia de las creencias de los deportistas. Pocos deportistas que esperan con deseo los retos que pueden enfrentar, cambian sus creencias acerca de su potencial para resguardar sus objetivos. Roger Bannister era uno de esos deportistas.
En mayo 1954 Bannister batió un registro que fue considerado imposible superar, por expertos y médicos que no podía ser hecha fisiológicamente la marca de 4 minutos para la milla. Sin embargo, una vez la barrera psicológica había estado descompuesta al final de 1957, 16 corredores corrieron la milla por debajo de los 4 minutos. Es cierto que muchos récords como el de la milla se han alcanzado en el momento preciso en que el deportista ha llegado a creer que es posible.
MERCANTILIZACIÓN Y POLITIZACIÓN DEL DEPORTE.
La noticia de los problemas de adicción a las drogas del tenista retirado André Agassi contiene una particularidad: fue el propio padre del deportista quien le facilitó “pastillas” para que siguiera compitiendo. La irresponsabilidad de ese padre, ansioso por lucrarse con las ganancias del hijo, es un caso extremo. Más cerca tenemos otros, también en tenistas empujados por familiares al más alto rendimiento deportivo y publicitario. Ahí está la brevedad de la carrera de Sergi Bruguera, entrenado por su padre; y no se puede excluir que las dificultades de Nadal para mantenerse a máximo nivel cuando aún no ha alcanzado la plenitud de su desarrollo físico tengan que ver con el hecho de haber sido entrenado por su tío. Estamos hablando de la cúspide: abajo, entre los parias, están los trabajadores que animan a sus hijos a abandonar o preterir los estudios para dedicarse al deporte con la esperanza de salir de la pobreza. Muy pocos de éstos se convertirán, siempre por breve tiempo, en estrellas.
Es obvio que el deporte ha dado varias vueltas de tuerca en la modernidad reciente, en los últimos cincuenta años. De la práctica deportiva se pasó primero al deporte como espectáculo de masas. Ahí se pusieron las bases de la identificación entre espectadores y deportistas, alimentándose una emoción nueva: la emoción partidista. Una emoción peligrosa, que a veces acaba a cuchilladas y a veces en catástrofes en los estadios. Pero que suministra, en una sociedad desquiciada como la contemporánea, una válvula de escape a la tensión social, a las vidas sin esperanzas reales de mejora que el mercantilismo anti-igualitario construye para la mayoría.
Se trata de un mecanismo importante. El fútbol fue inicialmente una pasión de la clase trabajadora británica. Los mecanismos psicológicos de la identificación con un equipo en competición merecerían un estudio pormenorizado que, obviamente, es imposible aquí. Un mecanismo que probablemente nos retrotrae a nuestro pasado de horda. Tiene la fuerza de los mecanismos religiosos (ya sabéis: la religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el alma de un mundo desalmado). Es el opio del pueblo.
En los últimos años del deporte-espectáculo de masas se ha pasado al deporte como soporte de la publicidad en los medios masas. El deporte es objetivamente una simple pieza de la maquinaria de creación de sentimientos de carencia en las personas, de la incitación a consumir. Las retransmisiones audiovisuales de acontecimientos —en realidad meros hechos— deportivos son simples soportes publicitarios. Se ha generado no sólo un pequeño ejército de deportistas de élite profesionalizado —según las preferencias de las distintas sociedades, pero con predominio mundial del fútbol—, pagado a partir de los ingresos publicitarios, sino también un ejército muy superior en número de plumíferos y comentaristas audiovisuales encargados de mantener engrasado ese soporte mediático. Se editan periódicos dedicados específicamente al deporte y en ninguno de información general pueden faltar las páginas deportivas. Los telediarios han de convertir en noticia la menor minucia de esos circenses. (Curiosamente, las dificultades específicamente técnicas de la práctica y la competición deportiva ocupan en los medios de masas un espacio marginal.)
Además, al deporte se le echa la guinda política. Los poderes públicos y los sponsors privados saben muy bien que una sociedad enajenada necesita superhéroes, que la publicidad los crea y que asociarse a tales superhéroes proporciona a los detentadores de poder una legitimación que necesitan desesperadamente dada su característica incapacidad para cumplir sus promesas de mejoramiento social. Por eso los jefes de estado y de gobierno, los dirigentes de partido, los ministros, alcaldes y banqueros abrazan a los deportistas sin importarles su sudor ni su olor —el olor no lo transmiten los medios audiovisuales—. El deporte se convierte también en asunto de estado crecientemente importante (hasta el punto de que una alcaldía puede gastar millones de sus ingresos fiscales en la mera solicitación de una sede deportiva); el fisco financia organismos públicos e instituciones que aseguran el sistema deportivo profesional. Algún gladiador con mentalidad corporativa y el partido de la derecha han solicitado en España la creación de un Ministerio de deportes. ¿Qué pasaría si no hubiera deporte publicitario? Lo principal es que sólo pasaría todo lo demás. Y eso sería insoportable.
El deporte profesional de competición tiene otra consecuencia importante: difunde socialmente una representación de la vida como una competición de unos contra otros y sacraliza unos valores individualistas que adquieren más relevancia que los valores de solidaridad interna que caracterizan a los buenos equipos. Valores que nunca llegan a ocupar el primer plano en las representaciones colectivas. Para los chavales de los colegios lo que cuenta es destacar como “crack”, o sea, el individualismo. No la solidaridad con los demás. Publicita el deseo de ganar, cuando, en realidad, se puede perder ganando y ganar perdiendo. El film La soledad del corredor de fondo debería ser de proyección recomendada en las escuelas que no busquen formar corderos conformistas.
Sin el ejército publicitario y político algunas gentes podrían optar. Podrían aceptar que el deporte como espectáculo es esencialmente infantil, emocional, basto e infinitamente repetitivo. Que la mayoría de las competiciones son un tostón de escasa calidad aunque no falte la emoción por ver quién gana. Y que a fin de cuentas los sueldos millonarios de los deportistas, los negocios de los clubes y las lujosas sinecuras viajeras de las autoridades se pagan con el coste por publicidad incorporado en el de los productos que adquieren con sus salarios, y también con sus impuestos. El deporte mediático es un producto más de una sociedad barbarizada. Donde el dominio social se aprovecha de la admiración que despiertan los héroes en las subjetividades aunque los sujetos se nieguen a ver que esos héroes, en realidad, se suceden continuamente y que suelen ser de cartón, a diferencia de los héroes anónimos que padecen por la defensa de las libertades de todos; de los científicos que aportan con esfuerzo desinteresado avances de la medicina; o de ellos mismos, verdaderos héroes cotidianos en su esfuerzo por mantener a sus familias.

ESTEREOTIPOS CULTURALES DE LA IMAGEN PERSONAL EN EL DEPORTE.
El deporte en el trascurrir del tiempo se ha convertido en un fenómeno social, lo cual ha influenciado al mundo entero, por ser el más visto y el más seguido, este ha sido un puente para que la naciones vean las marcas más reconocidas y famosas, esto ha provocado que los jóvenes vistan artículos de la moda, entre estos artículos podemos mencionar los tenis, playeras, short, sudaderas, gorras y no solamente artículos para vestir, si no las vitaminas y energizantes entre otros.
Por otra parte, el deporte ha influenciado a la sociedad en vivir un estereotipo, una imagen, muchos jóvenes quieren lucir como muchos de los atletas, realizar sus mismos movimientos y jugadas, imitarlos, y optar por una personalidad, esto ha provocado que muchos jóvenes, sea masculino o femenino sean afectado psicológicamente y presenten problemas en sus desarrollo, en el caso de las chicas quieren lucir como muchas atletas o modelos y en ocasiones se sobre entrenan para lograr verse similar, otros se ven en la necesidad de transcurrir a el uso de sustancias que aceleran su organismo para tener mejor rendimiento físico y así obtener mejores resultados sin tomar en cuenta los riesgos y la mala salud que ocasionan estos productos.

EL DOPING.
Es una conducta de riesgo, que puede llevar a la adicción, la cual es una enfermedad crónica, progresiva y terminal.
Poner al máximo nuestras potencialidades naturales es tarea del entrenamiento, del esfuerzo. Los antiguos lo llamaban "virtud", o sea la fuerza de carácter que desde el fondo mismo de la naturaleza nos impulsan hacia desafíos superiores. El doping participa de la sociedad artificial, del consumismo que transforma la competencia en competitividad.
El doping ataca la lealtad deportiva, daña la salud y es un precursor más de la violencia, pero fundamentalmente daña la sustancia misma del deporte, competencia, competencia en fair play o quizás la filosofía misma, aquélla que menciona al deporte como escuela de vida.
La educación desde el club se hace necesaria para completar los déficit de la vida familiar y de la escolaridad. Para ello el club como organización desde su cúspide dirigente, debe ser de cuidado del ser humano; de lo contrario los clubes se convertirán en duplicados de la violencia social.

SUICIDIO EN EL DEPORTE.
Depresión, inestabilidad emocional, o quizás algún problema personal los llevó a tomar una decisión sin retorno, poniendo así punto final a una vida llena de conquistas deportivas.
1- Chris Benoit. Era un luchador profesional canadiense. Perteneciente a la WWE. El 25 de junio de 2007, Benoit, su esposa y su hijo de 7 años fueron encontrados muertos en su domicilio. Benoit sedó a su mujer y a su hijo antes de estrangularlos; luego él se ahorcó.
2- Edwin Valero. El pasado 19 de abril del 2010, el pugilista venezolano decidió ahorcarse con un pantalón. Cabe mencionar que el boxeador se encontraba preso después de haber confesado el asesinato de su esposa, Jennifer Carolina Viera de Valero.
3- Robert Enke. Era el portero de la selección alemana. Luego de haber perdido a su única hija, decidió lanzarse a las vías de un tren y quitarse la vida, el 10 de noviembre de 2009. Estaba perfilado para ser el portero de la selección alemana en el Mundial de Sudáfrica. El futbolista padecía depresiones severas. FANATISMO EN EL DEPORTE.
El fanatismo es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión exacerbada, desmedida y tenaz, en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de vida, etc. Hoy en día se usa mayormente para designar a las personas profusas en su proselitismo hacia una causa religiosa o política, hacia un deporte, pasatiempo o hobby, o hacia una persona a quien idolatra.
Psicológicamente, la persona fanática manifiesta una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y/o monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento.
Relativo a las ideologías etc., el fanatismo se refiere a las creencias de una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, con el fin aparente o manifiesto de imponer esa creencia, considerada por el fanático o fanáticos como la única verdad.
La importancia de una buena definición de fanatismo estriba en los problemas éticos que genera en la mayoría de los casos que serán considerados. Cabe señalar que en este sentido, el fanatismo no se define tanto por la racionalidad o irracionalidad del pensamiento de la persona fanática (eso atañe más propiamente a la locura, que es estudiada por la Psicología, a la Lógica, y a otros campos de conocimiento), sino más bien por sus actitudes o comportamientos, ya que son éstos los que producen problemas éticos (véase libertad de expresión).
Existe el caso del fanatismo positivo (no en contra de algo o alguien). Para hablar de ello primero debemos definir otro término, tomado del inglés: "fan".
Un fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador es una persona que siente gusto y entusiasmo por otra persona/s o por cierto objeto/s. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona o grupo de personas. Los fanes de algo o alguien constituyen el fondo de la persona o cosa que se admira. A veces demuestran su afición siendo miembros de un club de fanes, creando fanzines, promoviendo lo que les interesa, o de otras maneras más.
El fan fanático es aquél que comete actos delictivos, llegando al punto de asesinar a su idolo. 
 
NACIONALISMO EN EL DEPORTE.
EL deporte está cada vez más politizado. Por su parte, el nacionalismo trata de sacar partido del deporte en general y del fútbol en particular. Mucha gente pensará que esto está mal y probablemente tengan razón. Pero, ¿quién politiza el deporte? ¿Quién trata de usarlo para sus fines? En su origen, el deporte es una actividad lúdica, cuyo principal fin es dar cauce al instinto explorador y competitivo del ser humano que, mediante la disciplina y el sacrificio, trata de alcanzar la excelencia. El deporte también permite canalizar las tensiones sociales y evitar conflictos violentos. Por lo tanto, el deporte no es sólo un pasatiempo, sino que cumple importantes funciones en cualquier sociedad. Por eso los seguidores se identifican con sus deportistas favoritos y llega a considerarlos verdaderos héroes.


CHAUVINISMO EN EL DEPORTE.
La competición deportiva es un enfrentamiento entre prestigios nacionales. Las grandes competiciones deportivas internacionales son la ocasión soñada por los gobiernos de todos los países para una amplia campaña de movilización chauvinista y nacionalista.
Siempre se dice cuando ganan los atletas de algún país: nuestros atletas han ganado o ganamos la copa fulanita de tal; el súper-yo nacional funciona a pleno rendimiento debido al mecanismo de la identificación nacional.
El deporte permite la identificación en el gran cuerpo social, representante simbólico del cuerpo deportivo de la nación. Los ciudadanos de una nación pueden sentirse representados físicamente por sus campeones en el extranjero.

DEPORTE Y VIOLENCIA.
En el campo deportivo se entiende la violencia como acciones efectuadas por un individuo o un conjunto de ellos, transgrediendo por la fuerza o por interpretación falsa de lo establecido o escrito en una ley o precepto, incluido en ello el comportamiento desleal, utilización ilícita de la fuerza, las trampas o violaciones de la reglamentación deportiva y todo aquello que, infringiendo el sentido de la norma, pretenda una obtención ilícita del triunfo.
La violencia deportiva se manifiesta de distintas formas y grados, dependiendo siempre de las circunstancias que rodean el acto deportivo y según la reglamentación, ya que en algunos casos, como el boxeo, el karate y el judo, entre otros; no sólo se permite la agresión física sino que también se le estimula y es condición necesaria para la obtención de la victoria, manteniendo siempre un límite de control a través de ciertas reglas que impiden que el enfrentamiento alcance una violencia desproporcionada. Con el deporte ocurre como en cualquier otra situación en la que se producen enfrentamientos de intereses, los actos de violencia pueden estallar con mayor o menor frecuencia y con mayor o menor intensidad dependiendo de variados factores culturales y sociales.
Siendo la violencia en el deporte un fenómeno social sumamente complejo, desde el punto de vista de las interacciones sociales y el comportamiento de las masas, pueden ser diversas y variadas las causas que la motivan y promueven. Puede decirse, en forma muy general, que al desplazarse el público en las competiciones deportivas dentro de unos límites de permisibilidad mucho más amplios, al motivársele para lograr motivación e identificación, así como al encontrarse en un juego en el que las tensiones entre grupos están a punto de explotar, nada tendría de raro que a menudo pierda el control, comportándose de una forma que acarrea lesiones a otras personas y cosas que lo rodean. 
 
LA MERCANTILIZACIÓN DEL DEPORTE.
Se proponen “formar atletas y profesionales dentro de los valores de la solidaridad y la amistad para dejar de lado el mercantilismo que tiene secuestrado al deporte nacional e internacional, tal como es el caso del Comité Olímpico Internacional (COI), que organiza las Olimpiadas en el país que más dinero ofrece”.
¿Es el deporte una mercancía?
La mercantilización del deporte aparece cuando se introducen dentro del mercado actividades que antes no estaban.
Deporte comenzó siendo un juego para satisfacer necesidades lúcidas pero ahora algunas actividades están dentro del mercado de servicios
Mercantilización: proceso por el que una actividad humana llega a convertirse en una mercancía más.
Mercantilización es el resultado de la asociación de la élite de poder del deporte configurado por grandes compañías transnacionales (Adidas, Nike, Reebook,…) la política y los “gurús” de medios de comunicación y el marketing.
Las demandas de mayor control democrático y transparencia económica del entramado deportivo mundial es insatisfactoria.
Los académicos del deporte son mantenidos fuera de los procesos que elaboran las políticas deportivas.
El fanático es un consumidor, el club una marca y el deporte una mercancía.



DEPORTE Y CONDUCTAS DESVIADAS:
La conducta desviada incluye aquel tipo de acciones que sitúan al actor al margen de la norma. El mero enunciado del tema puede significar ya una toma de posición teórica. En el programa se hace un examen de la cuestión en su desarrollo histórico.
Las conductas antisociales en Venezuela tienen un matiz económico esencialmente y no económico-político y social como ocurre en otros pises. De ahí la búsqueda de alternativas para dar solución desde el trabajo comunitario, con la incorporación de todos los factores posibles. Una de las vías que ha sido utilizada para atender tales casos, es la ocupación del tiempo libre, culturalmente orientado, de los jóvenes con tales desviaciones en las normas de convivencia social con posibilidades de integración del trabajo social, deportivo, recreativo y cultural (Pérez, 2003)
Las conductas de las personas, sólo pueden ser reveladas en su interacción con otras; es ahí donde una persona se manifiesta y otra evalúa el comportamiento. Por eso, media un criterio valorativo que depende de la cultura socio histórica. Muchas de las conductas no aceptadas en la sociedad, están asociadas al derecho, pero con mucha mayor fuerza, poseen su arraigo en la moral. Por eso la determinación cualitativa del concepto varía en las diferentes latitudes y épocas.

DEPORTE Y RELACIONES DE GENERO Y RAZA.
Históricamente el deporte se ha configurado como un mundo masculino, “el deporte como una cultura de movimiento hegemónica, tiende a de sensibilizar la categoría género humano, en la medida en que es género masculino e la sensibilidad característica predominantemente femenina. En ese sentido, aún, quien practica deporte, asume el género masculino extrapolando las normas constringentes de su “otro” género si fuera el caso del género natural femenino que actúan normalmente para reprimir el ejercicio de la libertad de género En este momento, no debemos olvidar que el género, de modo simplificado, puede ser entendido como una interpretación cultural de sexo, como una elección de ser masculino o femenino, que independe del sexo natural. Según Scott, el término género comenzó a ser utilizado para enfatizar las construcciones sociales sobre lo que es ser hombre, lo que es ser mujer y sus diferencias De modo que pueden ser separadas las prácticas sexuales de los papeles sexuales, teniendo relación las primeras a las construcciones de los hombres y mujeres, sea homosexuales, heterosexuales y bisexuales, y los segundos al ser al ser masculino, femenino o andrógeno, un aspecto enteramente biológico.
Así la categoría género hace referencia a las construcciones simbólicas de lo femenino y lo masculino en nuestras sociedades, ponto de enlace con la Educación Física y con el deporte, siendo ambos promotores de lo que es ser hombre o mujer en la sociedad contemporánea.
En la actualidad con el espacio conquistado por la mujer esas diferencias en términos de género van siendo superadas, un ejemplo de eso es el incremento en la participación femenina en eventos deportivos como los Juegos Olímpicos que ha crecido mucho, siendo los números casi iguales en las participaciones masculinas y femeninas. Son los cambios en la sociedad, en la cultura, la ampliación de los espacios lo que fue permitiendo la inclusión de la mujer en el deporte.

LOS ESTEREOTIPOS CULTURALES DE LA IMAGEN PERSONAL DEL DEPORTE.
Nacemos perteneciendo a grupos sociales. Poco a poco, cada persona va tomando conciencia de su pertenencia a esos grupos. Del mismo modo que se adquiere una identidad personal, se adquiere una identidad social. Al aprehender las manifestaciones culturales de nuestro grupo se asimila la identidad cultural.
Ni las personas ni los grupos viven aislados, por lo que esas identidades se adquieren por comparación a otras personas, otros grupos, otras culturas. De esta percepción social y de los procesos de socialización, surgen los estereotipos sobre los que se instalan los prejuicios y la discriminación.
Un estereotipo es la percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que buscan «justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social».
Por lo general, cuando en algún caso se concreta es porque ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta. Etimológicamente proviene de la palabra griega stereos, que significa sólido, y tipos, que significa marca. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pres construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural.
Existe una tripartición que nos permite entender cómo funcionan los estereotipos en las sociedades. Por un lado existe un componente cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra con conocimientos previos que ya tenemos sobre el mismo, es una categoría que nos permite identificar y reconocer fácilmente a ciertos grupos. Por otro lado también existe un componente afectivo, donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en relación a ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien, ser positivos.
Finalmente en todo estereotipo hay un componente comportamental que supone llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos experimentados frente a ciertos estereotipos. Por ejemplo, cuando se le niega un trabajo a alguien por pertenecer a un grupo determinado. Estos tres componentes no necesariamente aparecen todos juntos, uno puede asociar a unos grupos características negativas sin sentir hostilidad o reticencia hacia el mismo y sin excluirlos de ámbitos sociales como el trabajo.
Representar a alguien con ciertas características remite a un estereotipo, manifestar desprecio u hostilidad por su grupo de pertenencia se relaciona con un prejuicio, y finalmente llevar adelante acciones en base a esos prejuicios supone una discriminación.